Mezcla de lluvias inusuales, plagas y cuestiones de precio, impactaron en la cadena yerbatera

La pérdida de producción como consecuencia directa de los fenómenos climáticos registrados fue evaluada en una reunión  en la sede del municipio de Colonia Liebig, con la presencia de concejales, directores del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) por la Provincia y por los productores, técnicos y prestadores de servicios, todos ellos productores, independientemente de su cargo.

 

Luego de expuestos los datos de producción y la vivencia de cada sector, especialmente de los prestadores de servicios en este caso de cosecha, se concluyó con un porcentaje de pérdidas entre un 40 y 45%. Presentada esta realidad, cada sector midió la consecuencia de esta merma de producción a corto y mediano plazo desde el punto de vista económico y social. En estos porcentajes hay productores con 20 a 30 % de pérdidas y otros superando el 50 – 60 %, aunque la evaluación final será muy puntual a cada productor. Quienes fertilizan y anticiparon la cosecha no tuvieron pérdidas, incluso algunos lograron un incremento, señaló el ing. Valentín Llera, delegado del Ministerio de Producción en Liebig.

“Hay que hacer un poco de historia para tratar de explicar la situación que atravesó la mayoría de los pequeños, medianos y grandes productores y encontrar el motivo de las elevadas pérdidas de hoja en planta en gran parte de los yerbateros”, reseñó.

Explicó que al inicio de la zafra (enero-febrero) se registraba una exuberante brotación, situación que no se dio en la primera (septiembre-octubre, hasta el 15 de diciembre). “Las cuestiones climáticas favorecieron la aparición del “rulo” de la yerba -una plaga de la brotación- que prácticamente se “comió” la brotación más importante del ciclo fenológico de la yerba. En consecuencia, el productor no inició la cosecha mientras se mantuvo el periodo de brotación, con la idea de recuperar la pérdida de la primera”.

“Otro factor que también contribuyó a que la perdida de hoja sea más elevada que lo normal es el tipo de cosecha de ramas maduras: por lo general cuando hay buena brotación se realiza el “viruteo” en los meses de enero-febrero, que consiste en sacar el material fino, dominado (con las manos, sin el uso de herramientas) que se encuentra en el interior de la copa; con el correr de los días precisamente por estar dominado y muy sombreado se van desfoliando naturalmente y si bien no es una gran cosecha, contribuye a mejorar el rendimiento. El resto del material que queda en planta está constituido por ramas verdes con un año de crecimiento y ramas maduras con 18 a 24 meses de crecimiento y son las que están cargadas de hojas fisiológicamente maduras, que fácilmente se desprenden y caen. Con las lluvias y falta de sol, se anticipó la defoliación”, relató.

Por otra parte, indicó que en general no todos los secaderos abrieron sus puertas y si hicieron no recibían partidas muy brotadas, lo cual también contribuyó a no iniciar la cosecha, considerando la calidad del producto en plena brotación al llegar al secadero, porque luego de estar 2 o 3 horas en el raído las partes más tiernas se queman. Este material “mal conservado” genera muchos puntos negros que desmejoran la calidad de la yerba elaborada y con seguridad este material es rechazado por los molinos.

Durante enero y febrero se comenzaba a hablar de nuevos precios para la hoja verde, generando muchas expectativas en los productores que retuvieron su producción hasta el momento más oportuno para la comercialización, con el eventual nuevo precio. “Finalmente, el precio laudado por la Nación no colmó las expectativas y menos aún las condiciones de pago que ofrece el mercado”.

Con este panorama los productores comenzaron su cosecha tarde, ya entrado el mes de marzo, “con condiciones normales desde el punto de vista climático y la cosecha tomó buen ritmo y se pensaba total recuperación de la producción que se perdió en la primera brotación. Con el correr de los días las condiciones climáticas fueron cambiando: en 61 días (abril-mayo) se registraron en la zona de Colonia Liebig 1.038 mm de lluvia y en Colonia Unión 1.180 mm., valores que superaron la capacidad de absorción e infiltración de los suelos, produciendo una sobre saturación e incluso acumulación de agua en zonas nunca inundadas, lo que más la falta de sol en ese tiempo fueron deteriorando la capacidad productiva del suelo y las plantas,  lo que se tradujo en intensa defoliación y pérdida de plantas por exposición prolongada al exceso de humedad”, detalló Llera.

Como consecuencia de la pérdida de hojas y anticipo de finalización de cosecha, se registró un  menor ingreso para el productor, para el municipio y la provincia. También se acortará la cosecha en 60 días, con lo cual gran cantidad de cosecheros quedan sin trabajo antes de tiempo y los prestadores de servicios ven muy complicados en el mantenimiento de la estructura de trabajo, considerando que una parte del personal se debe seguir manteniendo por su capacidad, preparación y liderazgo, finalizó.

 

 

(Raído, es la ponchada con hoja verde. Ponchada es un lona de 2 x 2 que, cuando se cosechan las hojas en la chacra se van depositando en ella y una vez llena se atan las 4 puntas para cargarla en el acoplado. Generalmente el peso no pasa de 100 Kgs. No es aconsejable más peso.

 

Hojas o ramas dominadas se llama a las que nunca van a llegar a una madurez. Se encuentran en el interior de la copa de la planta de yerba y siempre están muy sombreadas; con el correr del tiempo si no se cosechan a tiempo caen naturalmente, mientras  las están expuestas a pleno sol tienen otra consistencia y son la fotosintéticamente activas.)

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